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13 de Junio. Comentario Bíblico, Evangelio (Marcos 4,26-34): El Reino como un grano que crece en esperanza.

Las parábolas de Jesús son toda una excusa para hablar del misterioso crecimiento del reino que anuncia. Es verdad que había anunciado con una seguridad inquebrantable que “ya está aquí” o que “en medio de vosotros”. Mc 1, 14-15 lo pone como frontispicio de todo y como programa, a la vez que exige conversión y confianza en ese anuncio. Pero podían preguntarle, como de hecho sucedió ¿dónde está ese Reino? De allí que las dos parábolas del crecimiento, mediante los símbolos de un grano (aunque un grano es pequeño, no se resalta este punto) y una semilla de mostaza (que es como una cabeza de alfiler) vengan a decirnos algo significativo de sus comienzos, de sus logros y de su consumación. Se da una cierta disimilitud y contraste en el final de las dos comparaciones: la del grano en lo que se refiere a lo que, a causa del crecimiento y la consumación final, no tendrá sentido (se desechará) y la de la mostaza nos habla del Final en términos más positivos, porque se hará grande y vendrá a ser “hogar” y protección de multitudes de pájaros.

El reino está ya aquí, pero solo como una semilla que es confiadamente un final grandioso o apropiado. No son parábolas o comparaciones deslumbrantes, pero están llenas de sentido. Debemos aceptar la misma naturalidad de este mensaje en cuando es algo que ya está sembrando, que está creciendo y por eso tiene misterio. Como tiene misterio la comparación de la levadura (cf Mt 13,33; Lc 13,29-21) que poco a poco impregna la masa. Eso quiere decir que está “germinando” y por eso se alumbrará un mundo nuevo, tanto en el caso de acabar algo que no tiene sentido en la historia (y por eso de meterá la hoz) o en el caso de que se construya un “hábitat” donde vengan todas las aves a protegerse. Incluso deberíamos entender que se trata de toda clase de aves y por lo mismo que se estaría apuntando a los paganos. Son los dos aspectos del Reino y de su transformación de la historia: algo quedará caduco, pero lo más importante es la imagen de los pájaros que anidan.

Es ese final bueno y liberador el que debemos proponer como mensaje de las parábolas de hoy. Es verdad que se nos habla de “meter la hoz”, pero es lógico que esta historia humana debe dejar aquí todo aquello que no tiene sentido, que es opuesto al proyecto y a la plenitud del Reino de Dios. Pero en la parábola de la mostaza, que comienza con el sentido de la “nimiedad” de lo insignificante y de lo mínimo, todo se transforma hasta ofrecernos la imagen de un árbol cósmico donde todos puedan encontrar no solamente el hábitat humano, sino la verdadera felicidad del Reino. Así, pues, quiere decirnos Jesús, son las cosas de Dios. Esta es la propuesta de esperanza que forma parle de la entraña del Reino, por insignificante que parezca. En estas metáforas, pues, proponía Jesús un mensaje que llenaba los corazones de los sencillos.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

“ La semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo ” 13 de Junio.

Una luminosa Palabra se nos propone este domingo.

¿Qué tenemos que hacer hermanos?, es la pregunta que hace el pueblo a Pedro y los demás apóstoles el día del Pentecostés del Espíritu en Jerusalén. Ellos responden pidiendo conversión y bautismo personal en el nombre de Jesús Cfr Hch 2, 37-39. Dar frutos generosos de amor y responsabilidad. Comienza el mensaje apostólico a todos los pueblos de toda raza, lengua y nación. Y la respuesta ha de servir para todos los tiempos.

Ya Jesús les habló con anterioridad y lo hizo en ocasiones por medio de parábolas.

Hoy toda gira en torno al “trabajo apostólico  generoso de sembrar la Palabra”. La de Jesús el Señor.

D. Carmelo Lara Ginés O.P.
Parroquias de Abengibre y Casas Ibáñez (Albacete)

El régimen chino persigue y arresta a un obispo, 7 sacerdotes y 10 seminaristas

«La Seguridad Pública y la policía van de casa en casa en busca de ellos. Si descubren que hay signos de fe católica (cruces, estatuas, imágenes sagradas, fotos del papa, etc. ), los poseedores son multados y los objetos requisados y destruidos», explica el portal AsiaNews, al referirse a la persecución del régimen chino. (Archivo)

La prefectura apostólica de Xinxiang no está reconocida por el régimen chino, por lo que todas las actividades de sacerdotes, seminaristas y fieles son consideradas “ilegales”.

Ciudad del Vaticano, 22 may (EFE).- El obispo de la prefectura de Xinxiang (China), Zhang Weizhu, ha sido detenido junto a siete sacerdotes y diez seminaristas, en una gran operación policial llevada a cabo en la provincia de Hebei, informó hoy la agencia católica Asianews. Monseñor Zhang Weizhu, de 63 años, ordenado obispo en 1991 y que ya ha sido encarcelado anteriormente, fue detenido este viernes, un día después de los profesores y estudiantes, todos ellos en la fábrica propiedad de un católico de Hebei que utilizaban como seminario.

El pasado jueves, «al menos 100 policías de la provincia de Hebei –de Cangzhou, Hejian y Shaheqiao– rodearon el edificio utilizado como seminario diocesano en Shaheqiao (Hebei)» y varios agentes entraron en el mismo y arrestaron a los sacerdotes, cuatro de ellos profesores, así como a los 10 seminaristas que estaban dado clase, según la fuente. «Siguiendo las directrices de las Nuevas Regulaciones sobre Actividades Religiosas, la fábrica fue cerrada y el director de la empresa fue arrestado», dijo la agencia, que añade que «tras la redada los policías confiscaron todos los efectos personales de los sacerdotes y seminaristas».

La prefectura apostólica de Xinxiang no está reconocida por el régimen chino, por lo que todas las actividades de sacerdotes, seminaristas y fieles son consideradas «ilegales».

Dado el enorme despliegue de fuerzas policiales, se cree que la redada fue planeada hace tiempo, según Asianews, que explica que las autoridades civiles creen que hay otros seminaristas que han escapado y a los están buscando en los alrededores. «La Seguridad Pública y la policía van de casa en casa en busca de ellos. Si descubren que hay signos de fe católica (cruces, estatuas, imágenes sagradas, fotos del papa, etc. ), los poseedores son multados y los objetos requisados y destruidos», explica.

El portal vaticano asegura que, según muchos observadores, desde la firma del Acuerdo Provisional entre China y la Santa Sede, la persecución contra los católicos -especialmente los no oficiales- se ha incrementado, por lo que para muchos fieles «ha sido traicionado».

El Acuerdo se refiere sólo al nombramiento de nuevos obispos, pero tenía como premisa que el resto de la situación de la Iglesia permaneciera en espera, a la espera de afrontar los problemas con el diálogo entre las dos partes. «Sin embargo, las fuerzas policiales han puesto a obispos bajo arresto domiciliario, han aplicado multas altísimas a los fieles, han expulsado a párrocos de las iglesias, han arrestado a sacerdotes y seminaristas», según la fuente. La prefectura apostólica de Xinxiang tiene 100.000 fieles, indica Asianews.

23 de Mayo. “Recibid el Espiritu Santo”

Introducción

El libro de los Hechos de los Apóstoles (2, 1-11) presenta la atrayente comunidad de Jerusalén, espejo siempre y estímulo en la mejor dirección para construir una Iglesia pletórica de vida, porque su alma es la fuente misma de la vida. El Espíritu la unifica; la diversidad de integrantes se transforma en germen de riqueza; las lenguas dispares resultan inteligibles para los que se dejan guiar por una misma fe, un idéntico amor y una semejante esperanza.

El señorío del Espíritu, exteriorizado en servicio, es fuertemente destacado por san Pablo (1 Cor 12, 3-7.12-13). Ni un paso en la escalada hacia la cúspide de la santidad puede avanzarse sin su ayuda. Los dones o carismas son diversos, pero todos están llamados a confluir al provecho común de los que tienen la persona de Jesús como referente capital. En él formamos un solo cuerpo y nos da a beber un solo Espíritu en el bautismo.

De la comunidad apostólica en torno a Cristo resucitado trata el fragmento del evangelio (Jn 20, 19-23). El temor y el miedo se trueca en alegría al recibir el saludo de paz de labios del Maestro y comprobar en Él, ya glorificado, una ausencia total de censura por los abandonos, bien reales y recientes. Por el contrario, experimentan que mantenía una confianza ilimitada, que se manifiesta al convertirlos, de perdonados, en reconciliadores de parte de Dios por el mundo entero.

Fray Vito T. Gómez García O.P. – Convento de Santo Tomás (Sevilla)

V Domingo de Pascua. Comentario sobre las lecturas.

Hay quien compara lo cristiano en muchas comunidades/parroquias/grupos a un bonsay: un árbol muy bonito, que se pone en un ángulo de una casa y adorna, solo tiene la utilidad de la estética. Es un árbol pequeño, reducido, que da frutos pequeños, sin madera, nada…., es un adorno bonito para cuidarlo. Es como una comunidad social y jurídicamente impecable, pero pastoralmente muerta. Es como una parroquia de despacho, organizada hasta el límite en los detalles, pero paralizada pastoralmente. La rutina, el conformismo, el miedo a cambiar, el pasotismo, lo fácil, han llegado a la esclerosis y ya no es la Palabra de Dios, el Espíritu del Resucitado el que anima sus obras de amor.

Así es una pascua reducida solo a lo celebrativo, lo ritual. La pascua es celebración y mucho más. Celebración de un evento, como la salida de la esclavitud de Egipto para entrar en la libertad de los hijos de Dios y agradecer al Creador el camino abierto hacia la tierra prometida; celebración del paso de la muerte a la vida por la resurrección de Jesús, y celebración del memorial (en sentido hebreo: lo que se celebrar se actúa y actualiza en la vida) de nuestra nueva vida. El evangelio nos habla de la comunidad cristiana nueva y alternativa, en expansión que nace de la pascua, no de un getto que se retroalimenta y solo vive para celebrar.

Parece que el evangelio está de acuerdo con nuestra sociedad de la eficacia y la producción, hablándonos de frutos, pero en nuestro caso se trata de frutos de vida, de hacer el bien, de ser coherentes con lo que hemos recibido de la Palabra para nuestra humanidad. Además, son frutos para los demás, no son para uno mismo, para la propia ventaja, sino para que otros vivan más y mejor. Somos una viña de utilidad pública y por tanto, todo el que pasa tiene derecho a exigirnos frutos de vida…..

Los frutos no se consiguen practicando cualquier método o utilizando los medios que mejor nos parezcan (no vale todo con tal de ganar, ni la ley del más fuerte o del más listo, …), sino que es el Señor, el amo el que pone dos condiciones para la fecundidad de la viña: la permanencia en él y la poda, que no son un simple posicionamiento religioso sin más, sino unas actitudes de vida.

Fr. Pedro Juan Alonso O.P.- Convento del Santísimo Rosario (Madrid)

25 de abril. Comentario Bíblico. Yo he venido para que tengan vida en plenitud

III.4. Jesús en este evangelio se propone, según la teología joánica, como la persona en la que podemos confiar; por Él podemos entrar y salir para encontrar a Dios y para encontrar la vida. Quien esté fuera de esa puerta, quien pretenda construir un mundo al margen de Jesús lo puede hacer, pero no hay otro camino para encontrarse con el Dios de vida y con la verdad de nuestra existencia. No es una pretensión altisonante, aunque la afirmación cristológica de Juan sea fuerte. Eso no quita que debamos mantener un respeto y una comprensión para quien no quiera o no pueda entrar por esa puerta, Jesús, para encontrar a Dios. Nosotros, no obstante, los que nos fiamos de su palabra, sabemos que él nos otorga una confianza llena de vida.

III.5. Se habla de un “entrar y salir” que son dos verbos significativos de la vida, como el nacer y el morir. En Jesús, puerta verdadera de la vida, ésta adquiere una dimensión inigualable. Por la fórmula de revelación, del “yo”, se quiere mostrar a Jesús que hace lo contrario de los ladrones que entran de cualquier manera en la casa, para robar, para matar, para llevarse todo lo que pueden. Jesús, puerta, “viene” para dar, para ofrecer la vida en plenitud (v. 10)

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 24, 35-48. Comentario Bíblico

III.1. La lectura del texto lucano quiere enlazar, a su manera, con el del domingo pasado (el evangelio de Tomás), ya que todo el capítulo lucano es una pedagogía de las experiencias decisivas de la presencia del Viviente, Jesús el crucificado, en la comunidad. El que se mencione en esta escena el reconocimiento que hicieron los discípulos de Emaús al partir el pan, viene a ser una introducción sugerente para dar a entender que el resucitado se «presenta» en momentos determinados entre los suyos con una fuerza irresistible. El relato de hoy es difícil, porque en él se trabaja con elementos dialécticos: Jesús no es un fantasma, enseña sus heridas, come con ellos… pero no se puede tocar como una imagen; pasa a través de las puertas cerradas. Hay una apologética de la resurrección de Jesús: el resucitado es la misma persona, pero no tiene la misma “corporeidad”. La resurrección no es una “idea” o un invento de los suyos.

III.2. Esta forma semiótica, simbólica, de presentar las cosas, pretende afirmar una realidad profunda: el Señor está vivo; las experiencias que tiene con los discípulos (aunque exageradas por la polémica apologética de que los cristianos habían inventado todo esto) les fascina, pero no para concebirlas en términos de fantasía sobre la resurrección, sino para convencerles que ahora les toca a ellos proseguir su causa, anunciar la salvación y el perdón de los pecados. Creer en la resurrección de Jesús sin estas consecuencias sería como creer en cosas de espíritus. Pero no se trata de eso, sino de creer en la realidad profunda de que el crucificado está vivo, y ahora les envía a salvar a todos los hombres.

III.3. No podemos olvidar que las apariciones pertenecen al mundo de lo divino, no al de las realidades terrestres. Por lo mismo, la presentación de un relato tan “empirista” como este de Lucas requiere una verdadera interpretación. Lo divino, es verdad, puede acomodarse a las exigencias de la “corporeidad” histórica, y así lo experimentan los discípulos. Pero eso no significa que, de nuevo, el resucitado da un salto a esta vida o a esta historia. Si fuera así no podíamos estar hablando de “resurrección”, porque eso sería como traspasar los límites de la “carne y de la sangre”, que no pueden heredar el reino de Dios (cf 1Cor 15,50). Los hombres podemos aplicarle a lo divino nuestras preconcepciones antropológicas. Está claro que tuvieron experiencias reales, pero el resucitado no ha vuelto a la corporeidad de esta vida para ser visto por los suyos. El texto tiene mucho cuidado de decir que Jesús es el mismo, pero su vida tiene otra corporeidad; no la de un fantasma, sino la de quien está por encima de la “carne y la sangre”.

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Lectura (Jn 20,19-31): ¡Señor mío! La resurrección se cree, no se prueba. Comentario Bíblico.

III.1. El texto es muy sencillo, tiene dos partes (vv. 19-23 y vv. 26-27) unidas por la explicación de los vv. 24-25 sobre la ausencia de Tomás. Las dos partes inician con la misma indicación sobre los discípulos reunidos y en ambas Jesús se presenta con el saludo de la paz (vv. 19.26). Las apariciones, pues, son un encuentro nuevo de Jesús resucitado que no podemos entender como una vuelta a esta vida. Los signos de las puertas cerradas por miedo a los judíos y cómo Jesús las atraviesa, “dan que pensar”, como dice Ricoeur, en todo un mundo de oposición entre Jesús y los suyos, entre la religión judía y la nueva religión de la vida por parte de Dios. La “verdad” del texto que se nos propone, no es una verdad objetivable, empírica o física, como muchas veces se propone en una hermenéutica apologética de la realidad de la resurrección. Vivimos en un mundo cultural distinto, y aunque la fe es la misma, la interpretación debe proponerse con más creatividad.

III.2. El “soplo” sobre los discípulos recuerda acciones bíblicas que nos hablan de la nueva creación, de la vida nueva, por medio del Espíritu. Se ha pensado en Gn 2,7 o en Ez 37. El espíritu del Señor Resucitado inicia un mundo nuevo, y con el envío de los discípulos a la misión se inaugura un nuevo Israel que cree en Cristo y testimonia la verdad de la resurrección. El Israel viejo, al que temen los discípulos, está fuera de donde se reúnen los discípulos (si bien éstos tienen las puertas cerradas). Será el Espíritu del resucitado el que rompa esas barreras y abra esas puertas para la misión. En Juan, “Pentecostés” es una consecuencia inmediata de la resurrección del Señor. Esto, teológicamente, es muy coherente y determinante.

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4 de Abril. “ No sabemos dónde lo han puesto ” Comentario Bíblico.

Evangelio (Jn 20,1-9): El amor vence a la muerte: la experiencia del discípulo verdadero

III.1. El texto de Juan 20,1-9, que todos los años se proclama en este día de la Pascua, nos propone acompañar a María Magdalena al sepulcro, que es todo un símbolo de la muerte y de su silencio humano; nos insinúa el asombro y la perplejidad de que el Señor no está en el sepulcro; no puede estar allí quien ha entregado la vida para siempre. En el sepulcro no hay vida, y Él se había presentado como la resurrección y la vida (Jn 11,25). María Magdalena descubre la resurrección, pero no la puede interpretar todavía. En Juan esto es caprichoso, por el simbolismo de ofrecer una primacía al *discípulo amado+ y a Pedro. Pero no olvidemos que ella recibirá en el mismo texto de Jn 20,11ss una misión extraordinaria, aunque pasando por un proceso de no “ver” ya a Jesús resucitado como el Jesús que había conocido, sino “reconociéndolo” de otra manera más íntima y personal. Pero esta mujer, desde luego, es testigo de la resurrección.

III.2. La figura simbólica y fascinante del *discípulo amado+, es verdaderamente clave en la teología del cuarto evangelio. Éste corre con Pedro, corre incluso más que éste, tras recibir la noticia de la resurrección. Es, ante todo, “discípulo”, y por eso es conveniente no identificarlo, sin más, con un personaje histórico concreto, como suele hacerse; él espera hasta que el desconcierto de Pedro pasa y, desde la intimidad que ha conseguido con el Señor por medio de la fe, nos hace comprender que la resurrección es como el infinito; que las vendas que ceñían a Jesús ya no lo pueden atar a este mundo, a esta historia. Que su presencia entre nosotros debe ser de otra manera absolutamente distinta y renovada.

III.3. La fe en la resurrección, es verdad, nos propone una calidad de vida, que nada tiene que ver con la búsqueda que se hace entre nosotros con propuestas de tipo social y económico. Se trata de una calidad teológicamente íntima que nos lleva más allá de toda miseria y de toda muerte absurda. La muerte no debería ser absurda, pero si lo es para alguien, entonces se nos propone, desde la fe más profunda, que Dios nos ha destinado a vivir con El. Rechazar esta dinámica de resurrección sería como negarse a vivir para siempre. No solamente sería rechazar el misterio del Dios que nos dio la vida, sino del Dios que ha de mejorar su creación en una vida nueva para cada uno de nosotros.

III.4. Por eso, creer en la resurrección, es creer en el Dios de la vida. Y no solamente eso, es creer también en nosotros mismos y en la verdadera posibilidad que tenemos de ser algo en Dios. Porque aquí, no hemos sido todavía nada, mejor, casi nada, para lo que nos espera más allá de este mundo. No es posible engañarse: aquí nadie puede realizarse plenamente en ninguna dimensión de la nuestra propia existencia. Más allá está la vida verdadera; la resurrección de Jesús es la primicia de que en la muerte se nace ya para siempre. No es una fantasía de nostalgias irrealizadas. El deseo ardiente del corazón de vivir y vivir siempre tiene en la resurrección de Jesús la respuesta adecuada por parte de Dios. La muerte ha sido vencida, está consumada, ha sido transformada en vida por medio del Dios que Jesús defendió hasta la muerte.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)