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23 de agosto. Palabras del Pbro. Ramón Vinke.

“ESTARÁN DOS MUJERES MOLIENDO EN UN MISMO LUGAR: UNA SERÁ TOMADA, Y LA OTRA SERÁ DEJADA” (Lc 17, 35). Ahora sí… ahora sí sabemos de casos de afectados por el coronavirus en el entorno inmediato: en la familia, entre los amigos, entre los vecinos, entre los compañeros de trabajo… Nadie sabe cuantos son los infectados, porque muchos infectados permanecen asintomáticos… En cambio, son notorios los casos de afectados, los que llegan a presentar los síntomas… y, entre los que presentan los síntomas, hay algunos terminan por morir… ¿De qué depende eso de que unos llegan a presentar los síntomas otros no? Más aún… ¿De qué depende eso de que unos mueren y otros no? Por supuesto, hay muchas explicaciones… Unos tienen el sistema inmunológico más fuerte que otros… Sin embargo, no está demás recordar, que el Señor es el que da la muerte y la vida (cf. 1 Sam 2, 6). Él tiene la ultima palabra… En su infinito amor, Él puede en determinados casos detener la muerte… Él tiene el poder para hacerlo… De modo, que, de dos mujeres que están moliendo en un mismo lugar, una será tomada, y la otra dejada (cf. Lc 17, 35). De dos hombres que están trabajando en el campo, uno será tomado, y el otro dejado… Con nuestras buenas obras, hagámonos dignos del infinito amor de Dios, para que seamos dejados por algún tiempo más en este mundo… para disfrutar de esta vida, que es bella… y para luego llegar a disfrutar de la otra vida… Amén. Pbro. RAMÓN VINKE.- 23 de agosto de 2020, XXI Domingo del Tiempo Ordinario.

XXI Domingo del tiempo ordinario. Comentario Bíblico

III.3.El texto de Mt 16,13-20 es campo de batalla entre católicos y protestantes y no lo debemos ignorar. Todavía en ello debemos tener grandes expectativas ecuménicas, con la esperanza de los pasos que hemos de dar con las respectivas interpretaciones que corresponden a las “tradiciones” cristianas de unos y de otros. Los católicos siempre interpretarán que “piedra” (petra) se refiere a Pedro (petros); los protestantes afirmarán que petra, por ser femenino, no se refiere a Pedro, sino a la confesión anterior: “tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. ¿Qué nos está permitido interpretar exegéticamente? La verdad es que las dos cosas son posibles. Pero hay muchos problemas por medio: ¿es una tradición unitaria? ¿son dos tradiciones unidas por el redactor de Mateo? Todas estas cosas quedan para un análisis crítico-literario-exegético de envergadura. En principio, nos parece más razonable interpretar que “sobre esta roca” ha de referirse a la confesión que Pedro acaba de pronunciar. Vendría a ser como decir que Simón recibe un nombre nuevo Petros, porque ha hecho una confesión decisiva y fundamental sobre la que ha de construirse (petra) la Iglesia.

III.4.Cada evangelista ha redactado la confesión de Pedro según sus preocupaciones teológicas y eclesiales. Las de Mateo están bien claras por el conjunto del texto de hoy. El problema, pues, sería si las palabras laudatorias de Jesús, después de la confesión de Pedro, son del mismo Jesús o de la Iglesia primitiva. Esto, desde luego, tiene divididos a los especialistas, aunque es más coherente pensar que la Iglesia posterior necesitó reivindicar la figura de Pedro como testigo cualificado y como “primero” entre los Doce. No deberíamos exagerar, como se hace frecuentemente, sobre los arameismos de las palabras laudatorias de Jesús, como si estas nos llevaran directamente a las mismas palabras de Jesús. De hecho, otros autores dan a entender que la construcción griega de estas palabras es más armónica de lo que parece; que no hay tanto arameismo en las mismas y que estamos ante la teología de un autor (en este caso Mateo) más que ante una “profecía” del Jesús histórico. Y eso sin entrar en la discusión, hoy no tan relevante, de si las palabras del “tu es petrus” son una interpolación posterior como defienden algunos especialistas.

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COMUNICADO SOBRE LA SALUD DE MONS. JUAN DE DIOS,por parte del Pbro. Henry Obando, Gobernador Eclesiastico de la Diocesis – San Carlos del Zulia.

Hermanos he recibido información sobre la salud de Monseñor y los médicos dicen que está mejorando. Su estado de respiración ha mejorado mucho de un 100% Ya alcanza el 80% es en lo que los médicos también se enfocan. Monseñor tiene un grado de recuperación estable… Se están buscando algunos medicamentos directamente en Mérida. Desde ya agradecimiento muy especial al Cardenal (Emmo Mons. Baltazar Porras, Arzobispo Metropolitano de Mérida y Administrador Apostólico de la Arquidiocesis de Caracas) que ha estado muy pendiente, a Monseñor Luis Enrique Rojas (Obispo auxiliar de Mérida) y a los hermanos sacerdotes de la Arquidiócesis que estiman y también están muy preocupado por la salud de Monseñor. Qué difícil se nos hace trasladarnos hasta Mérida, sabemos las circunstancias. Y que bueno que están apoyando a nuestro Pastor. Hermanos sigamos Unidos en la Oración.
Pbro. Ramón Vinke

Comentario Bíblico. 16 de Agosto. Evangelio: Mateo (15, 21-28): La fe de los que están fuera

III.1. El evangelio de hoy es como el reverso de la lectura de la carta a los Romanos, porque Jesús está representando un papel. Vemos el caso de una mujer fenicia, cananea, que se acerca a Jesús, aunque en territorio pagano (Tiro y Sidón). Jesús, al principio, está escenificando miméticamente, la actitud de un judío ortodoxo y exigente. Se ha dicho que es un evangelio difícil, pero no lo es tanto. Ya que las palabras de Jesús, duras al principio como el pedernal, no son suyas, sino de la teología oficial judía. Los discípulos quieren quitarse de encima a la mujer que inoportuna y Jesús quiere darles una lección majestuosa.

III.2.La mujer no es hija de Israel y no tiene derecho a pedir lo que pide y a decir lo que dice. Esta mujer cananea ha sido alabada por su coraje y por su fuerza maternal, por la que quiere echar fuera de su hija a todos los “demonios” de su vida (un demonio muy malo). No olvidemos que el relato está enhebrado con mentalidad de la época. Jesús quiere decir que a él, siendo judío, no le está permitido “oficialmente” hacer el bien a una mujer pagana, a una cananea, que es como los perros o como los cerdos. Eso es importante para entender el texto y la propuesta de Jesús. Un judío no debe hacer lo que la mujer cananea le pide. Jesús lo recalca para dejar más en evidencia la “oficialidad” de la ortodoxia judía. Como decimos, pues, todo es una representación, porque ni Jesús pensaba así, ni estaba de acuerdo con la mentalidad oficial que no le permitía ni siquiera acercarse a los paganos, y menos a una mujer.

III.3. La lección es para sus discípulos: esta mujer se comporta mejor que los judíos, es más que una hija de Israel, es capaz de mover el mundo y llegarse al corazón de Dios por tal de “desdemonizar”, de liberar,a su hija. Jesús sabe, como experiencia personal que en realidad “ha sido enviado para salvar a todos” (“no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”). Y una vez que queda en evidencia toda la “oficialidad” teológica y religiosa del judaísmo de su tiempo, Jesús muestra quién es y qué ha venido a hacer: llamar a todos, salvar a todos, “desdemonizar” a todos, liberarlos.

III.4. Esto era lo que se podía contemplar como lejano, pero real, en el oráculo de Is. 56,1.5-6 (nuestra Iª Lectura del día). Jesús no había ido al territorio de Tiro y Sidón, país pagano, por miedo o por cobardía, sino para poner de manifiesto que “algo nuevo había llegado”. No quiere despedir a la mujer porque le inoportuna, como piden los discípulos, sino que pretendía algo más grande de ella. Al principio se siente como un “perro” con sus amos, pero Jesús quiere elevar su categoría de mujer pagana y de madre. Su fe es capaz de mover montañas y eso, precisamente, no ocurría ni en la religión ni en la patria de Jesús. La lección está dada. El demonio de la incomprensión, de la incomunicación, de la inhumanidad entre pueblos y religiones ha sido expulsado. La suerte está echada: el reino de la salvación llega para todos.

Fray Miguel de Burgos Núñez

Comentario Biblico. Mateo (14,22-33): El Señor, luz en la noche

III.1. Con la lectura de este episodio de Mateo, la “marcha sobre las aguas”, se evocan muchas cosas de las experiencias de la resurrección. De hecho es muy fácil entender que este no es simplemente un episodio histórico de la vida de Jesús y los suyos, sino que encierra experiencias pascuales. No hace falta más que poner atención en las expresiones que se usan en esos momentos (cf. Mt 28,5.10; Jn 20,28), incluso en cómo se postran los discípulos ante el Señor resucitado (Mt 28,9.17). Y es que, en la comunidad primitiva, no podía evocarse este momento de la vida de Jesús sino como “Salvador” y “Señor”, lo cual sucede especialmente a partir de la resurrección.

III.2. Es significativo que Jesús, después de la multiplicación de los panes, episodio inmediatamente anterior, se retira a solas para orar y entrar en contacto con Dios en una experiencia muy personal y particular, que refleja muy a las claras dónde recibe Jesús esa “fuerza” salvífica. Los discípulos, en la barca, están en sus faenas. Sabemos, se ha dicho frecuentemente, que en el evangelio de Mateo esa barca representa a la comunidad, a la Iglesia, a la que el evangelista quiere trasmitir este mensaje.

III.3. El hecho mismo de que Pedro represente un papel particular en este episodio, también habla de ese misterio de la Iglesia, que necesita la fuerza y el coraje de su Señor. Pedro es en el evangelio de Mateo el primero de ese grupo de los doce, de la Iglesia, que necesita buscar y encontrar al Señor por la fe. Incluso es representado con sus debilidades. Porque la Iglesia en el NT no es el grupo de los perfectos, sino de los que necesitan constantemente fe y salvación.

III.4. “Soy yo, no tengáis miedo”, es una palabra salvadora, de resurrección. Ya hemos dicho que este relato está envuelto en ese lenguaje en el que Jesús domina el tiempo y el espacio, las aguas y el fuego si fuera necesario. Es el lenguaje teológico de la resurrección, cuando Jesús es confesado como Señor. Pero de la misma manera que Dios se “manifestó” a Elías en el Horeb. Ante la desesperación de los suyos, no viene en medio del terremoto, sino “caminando” sobre las aguas, que es como decir: “en la serenidad de la noche”, en el “silencio” imperceptible y cuando hace falta.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

6 de Agosto. La Transfiguración del Señor. Comentario.

En el monte Tabor, Jesús manifiesta radiantemente su divinidad, a Pedro, Santiago y Juan. ” Este es mi Hijo amado, en El yo me he complacido”.

“Esta voz traída del cielo, la oimos nosotros, estando con él en la montaña sagrada”. Así escribe Pedro.

Y prosigue: ” Esto nos confirma la palabra de los profetas; y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y el lucero nazca en nuestros corazones”.

En el Tabor se robustece la fe de Pedro, roca de la Iglesia. Santiago el primer apóstol martir, y Juan el gran confidente de los divinos secretos de Jesús.

Tiempo de cambio

Buenos propósitos, promesas hechas, ideales escritos… Hace casi 5 meses comenzábamos un camino que no estaba previsto, un camino que, por una vez, hacíamos en todo el planeta a la vez, se cerraban puertas de las casas, de los trabajos, se cerraban fronteras, no para migrantes, para toda persona que quisiera moverse, se paraban fábricas, empresas, colegios… el reloj casi dejó de moverse, pero no, el tiempo es lo único que no dejó de avanzar y estamos en una montaña rusa en la que es difícil mantenerse en una posición.

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2 de Agosto. Comentario Bíblico.XVIII Domingo del Tiempo Ordinario.

“ Dadles vosotros de comer

Las lecturas de este día giran en torno a la compasión. El Dios revelado en la Biblia es un Dios apasionado y compasivo. Dios se “compadece” con la persona humana porque la ama,  “padece con” el ser humano, roto, desahuciado, humillado, sin esperanza y necesitado.

La lectura de Isaías (Is. 55,1-3), forma parte del denominado “Libro de la consolación”, en este  poema el profeta intenta levantar los ánimos de los desterrados con la esperanza de la inminente vuelta a su tierra. La compasión se muestra con una sencilla imagen: Un vendedor ambulante que ofrece su mercancía, trigo, agua, vino y leche, a hombres hambrientos y sedientos. Esos productos son para todos,  son gratuitos; el único requisito exigido es tener necesidad de comer y beber.

Pablo en la carta a los Romanos (Rom. 8,35.37-39) nos invita a la confianza inquebrantable en el amor de Dios, que es el fundamento de nuestra seguridad. Dios compadeciéndose nos sostiene y fortalece frente a las vicisitudes de la vida.

La compasión es presentada en el Evangelio (Mt. 14,13-21) como signo de que el Reino de Dios ya ha llegado. La compasión es parte fundamental del Reino al dar gratuitamente lo que uno tiene. Así el milagro de la multiplicación de los panes es una “señal” de la vida que ha venido a traer Jesús al mundo. Una vida abundante. El número doce seguramente se relaciona con los discípulos que no son los dueños, sino los distribuidores del pan.

En este día, 2 de agosto, los dominicos recordamos la figura de Juana de Aza, madre de Santo Domingo. La gente recuerda de ella su compasión, misericordia y generosidad con los más necesitados. Las puertas de su casa siempre estaban abiertas. La sensibilidad, la ternura y la compasión vividas por su madre serán luego las características de la personalidad de Domingo.

Fray Edgardo César Quintana O.P.
Casa Ntra. Sra. del Rosario (Montevideo)

Comentario Bíblico. Mateo (13,44-52): El tesoro de la sabiduría del Reino

III.1. El texto evangélico de hoy es el final del c.13 de Mateo, el capítulo de las parábolas por antonomasia, en que una y otra vez se compara el “Reino de los cielos” con las cosas de este mundo, de la tierra, del campo, de la cizaña. En este caso, nos hemos de fijar en el tesoro del campo y la perla (vv. 44-46). Son como dos parábolas en una, aunque pudieran ser independientes en su momento. Las dos parábolas, tras una introducción idéntica, narran el descubrimiento de algo tan valioso que los protagonistas (un hombre cualquiera y un comerciante) no dudan ni un instante en vender todo lo que tienen para adquirirlo; lo hallado es tan extraordinario que están dispuestos a desprenderse de cuanto poseen con tal de apropiárselo. No todos los días tiene uno la suerte de descubrir un tesoro o una perla de inmenso valor. Cualquier hombre sería feliz con un descubrimiento semejante. Por eso, haría todo lo posible por obtenerlo, aunque para ello tuviera que pagar un alto precio. En las dos parábolas, los bienes que poseen los protagonistas del relato, pocos o muchos, son suficientes para que con su totalidad puedan adquirir lo que han encontrado. En ambos casos, el acento recae sobre el descubrimiento y sobre la decisión que toman los dos protagonistas.

III.2. Efectivamente, la decisión que toman parece desproporcionada o, al menos, arriesgada. Pero hemos de considerar que tienen una seguridad en esa decisión que les lleva hasta ese destino. ¿Es sabiduría o coraje (parresía)? Las dos cosas. Los elementos secundarios de las narraciones -si entendemos que son dos-, no dejan de tener sentido, aunque ya sabemos que en la interpretación de los parábolas no debemos exagerar o alegorizar cada una de las cosas que aparecen. Bien es verdad que en la primera hay un elemento sorpresa, porque es como el hombre que está en el campo, muy probablemente contratado, y encuentra el tesoro por casualidad. En el caso del mercader que recorre los bazares, sin duda, que siempre espera encontrar algo extraordinario y por eso porfía.

III.3. Como en los dos casos la comparación es con el “reino de los cielos” (bien en el caso del tesoro, bien en el caso del mercader) entonces el sentido no puede ser otro que este: cuando uno encuentra el Reino de Dios, bien porque ha tenido la suerte inesperada de encontrarse un tesoro o bien porque lo iba buscando habiendo oído hablar de él, entonces todo está en poner en marcha la sabiduría y el coraje de que uno es capaz, los cinco sentidos, arriesgarlo todo, entregar todo lo que uno tiene, por ello.

III.4. ¿Es que el reino de Dios es un tesoro? Naturalmente que sí. Porque es el acontecimiento de un tiempo nuevo de gracia y salvación, de felicidad y amor que Jesús ha predicado y que ha convertido en causa de su vida y de su entrega. Por eso lo importante de estas dos parábolas es la decisión que toman ambos protagonistas y más todavía la alegría de esta decisión en el caso de tesoro en el campo (extraña que el mercader de perlas no tenga esta reacción primera, aunque sea la misma decisión). No he encontrado mejor conclusión que esta: «El Reino aparece así como un don al alcance de todos, de los afortunados y de los inquietos, de los que sin buscarlo se lo encuentran por casualidad y de los que lo descubren al final de una búsqueda. Para responder adecuadamente a ese don, aceptándolo y haciéndolo suyo, el ser humano ha de estar convencido de que el Reino es lo más valioso que se le puede ofrecer y, en consecuencia, ha de estar dispuesto a anteponerlo a cualquier otro bien» (cf. F. Camacho Acosta, Las parábolas del tesoro y la perla, Isidorianum, 2002).

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

Comunidad. XVI Domingo del Tiempo Ordinario

Avanza el mes de julio. La atención de medio mundo está puesta en la pandemia del coronavirus, que en algunos rincones del planeta está en su punto más álgido, y en otros amenaza con peligrosos rebrotes… Lloramos a quienes se fueron o han sufrido la enfermedad y miramos con miedo esa crisis económica de la que avisan, y que repercutirá directamente en muchos hogares, quizás en los nuestros, y seguro que en los de los más débiles. Como siempre…

La realidad, cuando nos asusta, despierta en nosotros lo peor que guardamos dentro. Es como si necesitáramos encontrar culpables, no solo en la esfera pública sino también en nuestro entorno más cercano. El mal humor o el enfado, en ocasiones empujan a la crispación o al odio, tantas veces alentado desde las sombras más oscuras.

Nos rodea el mal, y hay momentos en que lo percibimos de una forma casi evidente: en el misterio de un virus tan pequeño y cruel, en las relaciones sociales tensas e interesadas, en la desesperanza que nos ciega para mirar al futuro. Convivimos con el mal y no sabemos cómo abordarlo.

Nadie, a lo largo de los siglos, ha logrado una explicación convincente sobre su origen: filósofos, teólogos o las distintas ramas del saber humano lo han intentado. Tampoco el Evangelio da una respuesta sobre su procedencia. Pero sí nos da claves para saber convivir con él. La comunidad de Mateo, cincuenta años después de la Pascua, se sorprendía de que el Reino no triunfase sobre el mal y su poder. El libro de la Sabiduría (medio siglo antes) también se hacía preguntas similares… Jesús tiene una respuesta, para entonces y para ahora: deben convivir juntos. Pues aunque el mal tiene efectos evidentes, el Reino de Dios crece desde lo pequeño y sin hacer ruido: esas semillas no se perderán sino que crecerán a su tiempo.

Fr. Javier Garzón Garzón
Convento Santo Tomás de Aquino – ‘El Olivar’ (Madrid)