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Evangelio: Lucas (16,1-13) ¡Con el dinero no se juega!: Otra lectura del dicho

III.1. El evangelio de hoy es uno de los momentos más sociales de la obra de Lucas, en consonancia con el mensaje del profeta Amós. Corresponde este texto a la primera parte de Lc 16, y quiere mostrar el planteamiento nuevo de cómo los discípulos tienen que comportarse en este mundo, en el que uno de los valores más deseados por todos es la riqueza (lo que es lo más estimable para los hombres). El ejemplo del administrador sagaz, listo, inteligente, que no injusto propiamente hablando, es el punto de partida de toda la enseñanza de los vv. 9-13 (que es lo que se propone propiamente para el evangelio de hoy, en que se puede omitir la lectura de la parábola, aunque es ésta la que debía explicarse en profundidad); aquí se desestabiliza prácticamente la tradición representada por los fariseos, justificada desde hacía tiempo por la tesis de que la riqueza era considerada como una bendición de Dios (Cf Prov 3,16; 8,18; 10,22; 11,16; 21, 17; 22,4), olvidando la crítica profética contra los que amontonan poder y riquezas.

III.2. Al final de la parábola del administrador sagaz, el v.8 plantea el interrogante de cómo ha podido ser alabado un hombre que ha actuado de forma y manera que la fortuna del “hombre rico” va a quedar reducida, ya que los dos casos que se nos presentan solamente sirven de modelo paradigmático de todos los deudores – “y llamando a cada uno de los deudores de su señor” v.5, es decir a “todos”. La parábola, muy probablemente, ha sido transformada desde una historia singular de un administrador de un hombre rico, a una narración en la que indirectamente está presente Dios como “señor”, quien ha puesto las riquezas de la creación al servicio de los hombres, y nosotros solamente somos administradores que un día debemos dar cuentas de nuestra actuación. Todo lo que sea acumular riquezas es una injusticia, una falsedad. Esa es la razón por la cual es alabado el ad¬ministrador tras haber sido informado “el señor” de su proceder. Porque este Señor de la parábola no es un vulgar terrateniente, que acumula riquezas injustamente, sino el dueño del mundo. La acusación o difamación que se había hecho de este ecónomo, se va a volver en contra de los mismos difamadores. Este hombre es el que ha entendido de verdad la forma en que deben tratarse y usarse las riquezas en este mundo: con equidad. Por eso, el hombre rico de esta parábola ha pasado a ser el Señor, el juez de todos los hombres ricos de este mundo, que en vez de ser administradores “que actúan sagazmente”, se han quedado en ser ricos, acumulando riquezas, endeudando a los pobres cada vez más y exigiéndoles más de lo que pueden dar.

III.3. El administrador, por el contrario, es un ejemplo. Él ha podido enriquecerse sin medida y, sin embargo, a la hora de entregar las cuentas de su administración, se encuentra con las manos vacías. En lo único en que puede confiar es en haber actuado con prudencia, con sagacidad, con sabiduría y equidad con los deudores. La aplicación del v.9 : “y yo os digo: haceos amigos con el Mammona (dinero) de la injusticia, para que cuando venga a faltar os reciban en las moradas eternas”, es lo mismo que ha hecho el administrador de la parábola, según la reflexión que él mismo se hace en el v. 4. El v. 9, siempre ha planteado problemas de traducción: pero lo que llanamente se quiere decir es que en vez de hacerse con las riquezas, que son engañosas, lo que debemos es preocuparnos de hacer amigos, es decir, hacer el bien con ellas, cuando se poseen o se administran. Con las riquezas, lo que uno debe pretender es hacerse amigos, haciendo el bien, en vez de acumular poder. Esto es, en verdad lo más práctico (phrónimos), lo más justo y lo más positivo que los cristianos deben hacer con los bienes que Dios nos ha encomendado en este mundo. No se puede hacer amigos, si no es compartiendo con ellos los bienes; es la mejor manera de usar las riquezas. Lo contrario, además de ser un escándalo en la perspectiva del Reino, nos cierra el futuro que está en las manos de Dios.

III.4. Podemos entender ahora que “el señor” –que claramente en la parábola no puede ser más que Dios-, haya felicitado al gerente, porque ha sabido actuar de manera que las riquezas no vengan a ser injustas o engañosas. Casi todos consideran las riquezas en este mundo como el futuro más seguro, y debe ser verdad, si no fuera porque un día debemos enfrentarnos con la realidad de que tenemos que desprendernos de todo y dar cuentas al Señor. Se hace mención de Mammona, que es un juego de palabras; en su raíz aramea expresa esa seguridad, y de ahí su injusticia, porque ellas roban toda la armonía, la equidad y la sabiduría humana. Un día hay que dejarlo todo; por eso, lo verdaderamente inteligente es hacer lo que hizo el administrador, quien, al contrario de los criterios de los que sirven a dos señores, a Dios y a la seguridad del dinero, ha preferido servir a su señor, usando las riquezas que se le han encomendado para hacerse amigo de los hombres, en vez de contribuir a acumular riquezas engañosas para él o para el señor.

III.5. Se dice que la imagen de la comunidad lucana es un reflejo del objetivo social concreto que afecta a toda su obra: el equilibrio económico intracomunitario. Ello no significa, sin embargo, que tuviera “in mente” un programa de tipo socio-político para toda la sociedad. Los intereses profundos que mueven a Lucas se reducen a planteamientos de una ética que se implica en el seguimiento, en el discipulado cristiano; tratando, por otra parte, de dar respuesta a problemas concretos de las relaciones entre ricos y pobres, y de las opciones que debía tomar su comunidad respecto de las riquezas para vivir de acuerdo con los criterios del Reino de Dios. Lucas lo tiene claro: no se puede servir a Dios y al dinero.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

La verdadera humildad como generosidad y condescendencia

Iª Lectura: Eclesiástico (3,19-21.31.33): La humildad para dejar vivir a los otros

I.1. Este último domingo se nos presenta enmarcado en planteamientos muy humanos de la vida; se propone a la comunidad la praxis de la humildad, una de las virtudes que menos estima recibe en este mundo de competencias infernales, de luchas a muerte por los primeros puestos, por las grandes producciones, por los estilos arrogantes de comportamiento. Quien carezca de este estilo, hoy, parece que no tiene futuro.

I.2. La primera lectura , del Sirácida, es una colección de dichos y refranes de sabiduría, como casi todo el libro, en que se hace el elogio de la humildad, la reflexión y la limosna. Si tienes conciencia de ser grande, de valer algo, procura manifestarte ante los otros con humildad. Es una virtud ésta, no para aparentar lo que no se es, sino para no apabullar a los otros.

Evangelio: Lucas (14,1.7-14): La humildad ofrece dignidad a los otros

III.1. Nos encontramos con dos parábolas del buen comportamiento en la mesa. El texto de Lucas está bien construido. En la primera Jesús se dirige a los comensales a propósito del puesto que deben ocupar cuando son invitados (vv. 7-11) y en la segunda se dirige a quien invita para que haga una buena elección de los invitados (vv.12-14). Claro, que nada es lógico en estas parábolas, porque sucede que cuando somos invitados nos gustaría ser de los principales; y cuando invitamos nos gustaría hacerlo teniendo en cuenta la importancia de los mismos. No es eso lo que se propone en este conjunto, que toma la “mesa” como símbolo casi religioso. Las famosas “comunidades” fariseas (havurah/havurot, de haver, amigo), tenían cuidado de no invitar a nadie que no cumplieran con normas estrechas de comportamiento, de preceptos, de comidas kosher, etc.. No era admitido cualquiera a estas havurot. Por eso tiene mucho sentido las propuestas “alternativas” de Jesús a los suyos. En la mesa se compartía amistad e ideas, y por eso tenía tanta importancia.

III.2. El evangelio, como ya se ha puesto de manifiesto, se nos propone la humildad. ¿Por qué, para ser un buen seguidor de Jesús es necesario ser el último, el servidor de todos? ¿No es una falsedad aparentar lo que no se es? Aquí no cabe otra explicación que el mismo misterio de la condescendencia divina, que siendo poderoso, se ha hecho como uno de nosotros. La parábola de los primeros y los últimos puestos en un banquete le sirve a Jesús para poner de manifiesto la humildad. El marco de esta parábola es la de un sábado en que Jesús es invitado a casa de un fariseo. Los fariseos, sus escribas, no gozan de buen nombre en el evangelio (Lc 20,46-47). ¿No es bueno aspirar a ser el primero, el mejor, el más perfecto? Si lo miramos desde la perspectiva de los deportistas en las Olimpiadas parecería que no es muy acertada la proposición de Jesús, aunque hoy sabemos que solamente gana uno; y muchos deportistas nos dan la lección de que es tan importante participar como ganar.

III.3. De alguna forma este ejemplo lo podíamos aplicar a la vida cristiana: todos valen en una comunidad, todos tienen algo positivo, todos tienen algo bueno. No importa ser los primeros si ser el primero nos lleva a ser arrogantes e inmisericordes. Por eso la segunda parábola de la lectura de hoy pide que no invitemos o compartamos nuestra amistad con los que nos van a pagar, sino con aquellos que no pueden responder a nuestra generosidad. Y es que el tema de la humildad, cristianamente hablado, se resuelve en la generosidad. El que es humilde es generoso, misericordioso con los otros. Esa es la razón por la que la humildad cristiana es actitud sabia y principio de amor.

Fray Miguel de Burgos NúñezFray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

Comentario Bíblico. Evangelio: Lucas (10,25-37): ¿A quién debemos amar?

III.1. Y ahora el evangelio del día: una de las narraciones más majestuosas de todo el Nuevo Testamento y del evangelio de Lucas. Una narración que solamente ha podido salir de los labios de Jesús, aunque Lucas la sitúe junto a ese diálogo con el escriba que pretende algo imposible. El escriba quiere asegurarse la vida eterna, la salvación, y quiere que Jesús le puntualice exactamente qué es lo que debe hacer para ello. Quiere una respuesta “jurídica” que le complazca. Pero los profetas no suelen entrar en esos diálogos imposibles e inhumanos. Ya la tradición cristiana nos puso de manifiesto que Jesús había definido que la ley se resumía en amar a Dios y al prójimo en una misma experiencia de amor (cf Mc 12,28ss). No es distinto el amor a Dios del amor al prójimo, aunque Dios sea Dios y nosotros criaturas. Pero el escriba, que tenía una concepción de la ley demasiado legalista, quiere precisar lo que no se puede precisar: ¿quién es mi prójimo, el que debo amar en concreto? Aquí es donde la parábola comienza a convertirse en contradicción de una mentalidad absurda y puritana.

III.2. Dos personajes, sacerdote y levita, pasan de lejos cuando ven a un hombre medio muerto. Quizás venían del oficio cultual, quizás no querían contaminarse con alguien que podía estar muerto, ya que ellos podrían venir de ofrecer un culto muy sagrado a Dios. ¿Era esto posible? Probablemente sí (es una de las explicaciones válidas). Pero eso no podía ser voluntad de Dios, sino tradición añeja y cerrada, intereses de clase y de religión. Entonces aparece un personaje que es casi siniestro (estamos en territorio judío), un samaritano, un hereje, un maldito de la ley. Éste no tiene reparos, ni normas, ha visto a alguien que lo necesita y se dedica a darle vida. Mi prójimo -piensa Jesús-, el inventor de la parábola, es quien me necesita; pero más aún, lo importante no es saber quién es mi prójimo, sino si yo soy prójimo de quien me necesita. Jesús, con el samaritano, está describiendo a Dios mismo y a nadie más. Lo cuida, lo cura, lo lleva a la posada y la asegura un futuro.

III.3. Una religión que deja al hombre en su muerte, no es una religión verdadera (la del sacerdote y el levita); la religión verdadera es aquella que da vida, como hace el Dios-samaritano. Algunos Santos Padres hicieron una interpretación simbólica muy acertada: vieron en el “samaritano” al mismo Dios. Por tanto cuando Jesús cuenta esta historia o esta parábola, quiere hablar de Dios, de su Dios. Y si eso es así, entonces son verdaderamente extraordinarias las consecuencias a las que podemos llegar. Nuestro Dios es como el “hereje” samaritano que no le importa ser alguien que rompa las leyes de pureza o de culto religiosas con tal de mostrar amor a alguien que lo necesita. La parábola no solamente hablaba de una solidaridad humana, sino de la praxis del amor de Dios. Fue creada, sin duda, para hablar a los "escribas" de Israel del comportamiento heterodoxo de Dios, el cual no se pregunta a quién tiene que amar (como hace el escriba, nómikos del relato), sino que quiere salvar a todos y ofrecerles un futuro.

Fray Miguel de Burgos NúñezFray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

De dos en dos – El evangelio de Lucas.

De dos en dos

El Evangelio de Lucas dice que Jesús designó a setenta y dos “y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él”. Podemos imaginar con qué ojos se mirarían todos aquellos que habían sido emparejados por el rabino: algunos serían dos amigos, otros quizá marido y mujer, puede que alguno hubiese ido a escuchar a Jesús con su hijo y se viese ahora metido en ese lío, y seguro que hubo algunos que se conocieron en ese momento. Parejas de dos, hasta setenta y pico, ahora todos dentro de esa relación decidida por el Señor, que tenía una razón de ser muy concreta y específica: anunciar la venida de Jesús. Es decir: la relación, en función de la misión.

Es indispensable esta página del Evangelio porque Jesús nos muestra la verdad de los afectos, la verdad fundamental de los vínculos, de las relaciones queridas con las personas de nuestra vida. Juntos para la misión. Fijémonos, para poder entenderlo más profundamente, en cómo acaba el Evangelio de la Misa: vuelven todos estos una vez la misión se ha cumplido, felices, y Jesús con ellos, que sigue desvelándoles la verdad del asunto: “No estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo”. Es decir: experimentáis la alegría del cielo porque padre e hijo, o porque los esposos, o porque la amistad entre vosotros, la habéis puesto al servicio de la misión, de la razón que yo os daba cuando os envíe; porque habéis vivido por lo mismo que vivo yo.

¿Qué deseamos, qué es lo que esperamos de la relación con el otro? Novios, esposos, entre hermanos o amigos buenos, ¿qué esperamos? Quien se asome en serio y con pobreza de corazón a esta escena del Evangelio, puede hacerse con esta importante luz que permite descubrir lo más verdadero de nuestras relaciones: son un regalo de Dios. Son un don suyo, don con el que nos salva a cada uno porque necesitamos el amor de Dios que nos alcanza a través de los vínculos buenos. Y son un don con el que Él pretende cambiar el mundo. Vuelven contentos, es toda una noticia: contentos porque se han atrevido con lo que Jesús les proponía. Así, el Evangelio nos tiene que ayudar a dar este importante paso interior: el otro nos es para mí, el otro es conmigo. Vemos a tantos -y seguro que tantas veces nosotros mismos- que se adentran en las relaciones como si se tratasen de ciudadelas o fortines afectivos. El corazón del otro no es una pecera donde pescar el afecto que se desea; el corazón del otro es para la misión. Conmigo es una de las palabras preferidas de Jesús: conmigo, para caminar juntos hacia el cielo.

Es única la Iglesia. Admito todas y cada una de las críticas justas que se le hacen. Ojalá nos ayudemos entre todos a hacerla cada vez más verdadera y bonita. Pero es única. En plena revolución cultural hacia abajo, le sigue diciendo al hombre que lo suyo es el cielo. Que o el amor es para el cielo o no es. Dicen que se ha quedado atrás. Pero Jesús es fiel: la vocación del hombre es la relación con el Padre. No hay nada que haga un matrimonio más interesante y vivo, nada que haga que la relación con los hijos sea más auténtica, nada que haga la amistad más buena, que vivir como dice Jesús en el Evangelio de hoy.

Yago Gallo – Vive en El Masnou, Barcelona. Ubicarlo en Facebook.

Comentario Bíblico. XIV Domingo del Tiempo Ordinario

III.2. El conjunto de Lc  es de la fuente Q; sus expresiones, además, lo delatan. Eso significa que las palabras de Jesús sobre los discípulos que han de ir a anunciar el evangelio fueron vividas con radicalidad por profetas itinerantes judeocristianos, antes que Lucas lo enseñase y aplicase a su comunidad helenista. Las dificultades, en todo caso, son las mismas para unos que para otros. El evangelio, buena noticia, no es percibido de la misma manera por todos los hombres, porque es una provocación para los intereses de este mundo. El sentido de estas palabras, con su radicalidad pertinente, se muestra a los mensajeros con el saludo de la paz (Shalom). Y además debe ser desinteresado. No se puede pagar un precio por el anuncio del Reino: ¡sería un escándalo!, aunque los mensajeros deban vivir y subsistir. Y, además, se obligan a arrostrar el rechazo… sin por ello sembrar discordias u odio.

III.3. Advirtamos que no se trata de la misión de los Doce, sino de otros muchos (72). Lo que se describe en Lc 10,1 es propio de su redacción; la intencionalidad es poner de manifiesto que toda la comunidad, todos los cristianos deben ser evangelizadores. No puede ser de otra manera, debemos insistir mucho en ese aspecto del texto de hoy. El evangelio nos libera, nos salva personalmente; por eso nos obligamos a anunciarlo a nuestros hermanos, como clave de solidaridad. Resaltemos un matiz, sobre cualquier otro, en este envío de discípulos desconocidos: volvieron llenos de alegría (v. 20), “porque se le sometían los demonios”. Esta expresión quiere decir sencillamente que el mal del mundo se vence con la bondad radical del evangelio. Es uno de los temas claves del evangelio de Lucas, y nos lo hace ver con precisión en momentos bien determinados de su obra. Los discípulos de Jesús no solamente están llamados a seguirle a Él, sino a ser anunciadores del mensaje a otros. Cuando se anuncia el evangelio liberador del Señor siempre se percibe un cierto éxito, porque son muchos los hombres y mujeres que quieren ser liberados de sus angustias y de sus soledades. ¡Debemos confiar en la fuerza del evangelio!

Fray Miguel de Burgos NúñezFray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

Cruzada por Venezuela. Jueves 27 de junio.

Estimados amigos.

Durante tres días seguidos, jueves, viernes y sábado, haremos La Hora Santa en nuestra capilla de 3:00 p.m. a 6:00 p.m con exposición del Santísimo. Es una cruzada por Venezuela pidiéndole a nuestro Padre Dios bendito con fe y devoción. Luego de esta Hora Santa tendremos nuestra misa y una pequeña procesión.

El domingo, tendremos la Minerva, que es una hora con el Santísimo expuesto a las 11:00 a.m. seguido de nuestra misa dominical a la hora acostumbrada.

Unamos nuestras oraciones por Venezuela para que los demonios del mal se alejen de nuestra tierra.

Evangelio: Lucas (9, 11-17): La Eucaristía, experiencia del Reino de Dios

III.1. Lucas ha presentado la multiplicación de los panes como una Eucaristía. En este sentido podemos hablar que este gesto milagroso de Jesús ya no se explica, ni se entiende, desde ciertos parámetros de lo mágico o de lo extraordinario. Los cinco verbos del v. 16: “tomar, alzar los ojos, bendecir, partir y dar”, denotan el tipo de lectura que ha ofrecido a su comunidad el redactor del evangelio de Lucas. Quiere decir algo así: no se queden solamente con que Jesús hizo un milagro, algo extraordinario que rompía las leyes de la naturaleza (solamente tenían cinco panes y dos peces y eran cinco mil personas). Por tanto, ya tenemos una primera aproximación. Por otra parte, es muy elocuente cómo se introduce nuestro relato: los acogía, les hablaba del Reino de Dios y los curaba de sus males (v.11). E inmediatamente se desencadena nuestra narración. Por tanto la “eucaristía” debe tener esta dimensión: acogida, experiencia del Reino de Dios y curación de nuestra vida.

III.2. Sabemos que el relato de la multiplicación de los panes tiene variantes muy señaladas en la tradición evangélica: (dos veces en Mateo: 14,13-21;15,32-39); (dos en Marcos: 6,30-44; 8,1-10); (una en Juan, 6,1-13) y nuestro relato. Se ha escogido, sin duda, para la fiesta del Corpus en este ciclo por ese carácter eucarístico que Lucas nos ofrece. Incluso se apunta a que todo ocurre cuando el día declinaba, como en el caso de los discípulos de Emaús (24,29) que terminó con aquella cena prodigiosa en la que Jesús resucitado realiza los gestos de la última Cena y desaparece. Pero apuntemos otras cosas. Jesús exige a los discípulos que “ellos les den de comer”; son palabras para provocar, sin duda, y para enseñar también. El relato, pues, tiene de pedagógico tanto como de maravilloso.

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VENEZUELA : Le prix exorbitant des médicaments

Un médecin vénézuélien adresse à l’AED un témoignage déchirant qui reflète les graves problèmes dont ce pays sud-américain continue de souffrir et dénonce la crise humanitaire due à la carence et au coût élevé des médicaments. S’y ajoutent les défaillances du système électrique national, qui affectent les hôpitaux et empêchent de traiter convenablement les patients.

Dans un message adressé à l’AED, une jeune femme médecin à la voix brisée par les pleurs exprime son incapacité à sauver des vies, par manque de médicaments.

Elle raconte que pendant sa garde à l’hôpital, elle s’est occupée d’une jeune fille qui avait une péritonite aiguë parce qu’elle était déjà arrivée avec l’appendice perforé. Il a donc fallu lui appliquer les lavages requis pour extraire le liquide purulent, mais les médecins n’avaient pas les antibiotiques pour les traitements postérieurs.

8 mois de salaire pour une dose quotidienne d’antibiotique

« C’est les larmes aux yeux que le papa m’a dit qu’il ne pouvait pas continuer à acheter les médicaments, parce que chaque dose coûtait 50 000 bolivars, or il faut trois doses par jour », explique le médecin.

Actuellement, le salaire mensuel minimum au Venezuela est de 20 000 bolivars : il faudrait donc que le père de cette jeune fille rassemble près de 8 mois de salaire pour être en mesure d’acheter une dose quotidienne de l’antibiotique.

« Une fois sortie du bloc, j’ai cherché le père sans parvenir à le trouver, parce qu’il était agenouillé et en pleurs dans un coin de la pièce. Nous accompagnons les gens vers la mort », confie, anxieusement, le jeune médecin. Et ajoute : « Je ne comprends pas les politiciens. Nous [médecins] pouvons résister à l’absence d’eau ou de lumière, nous trouverons des moyens de travailler, mais je ne peux pas supporter de voir les plus pauvres souffrir et enterrer leurs enfants. »

Le regard complaisant des autorités

La Conférence épiscopale vénézuélienne a publié mardi 2 avril un message dans lequel elle réaffirme « la dignité de la personne humaine et ses droits inaliénables », et dénonce elle aussi l’irrespect des droits de l’homme et les « crimes contre l’humanité » que subissent les Vénézuéliens auxquels sont imposés de façon intentionnelle des conditions de vie telles que la privation d’accès aux denrées alimentaires et aux médicaments.

« Malheureusement, cela a eu lieu dans notre pays sous le regard complaisant des autorités censées assurer le respect et la défense des droits de l’homme », s’indignent les évêques dans le message.

https://www.aed-france.org/ (10 abril 2019)