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15 de Marzo–Domingo IV de Cuaresma /B

Evangelio según San Juan (Jn 3,14 – 21)

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
–«Así como levantó Moisés  la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él.
El que cree en él no será condenado; pero el que no cree, ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace el mal aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran.
En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.»

8 de Marzo–III Domingo de Cuaresma /B

Evangelio según san Juan (Jn 2,13-25)

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús llegó a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y  los echó a todos del templo con ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas ; y a los que vendían palomas les dijo:
–«Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre.»
En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Después intervinieron los judíos para preguntarle:
–«¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?»
Jesús les respondió:
–«Destruyan este templo, y en tres días lo reconstruiré.»
Los judíos replicaron:
–«Cuarenta y seis años ha llevado la construcción de este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron  sus discípulos de que había dicho aquello, y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho. Mientras estuvo  en Jerusalén para las fiestas de Pascua, muchos creyeron en él, al ver los prodigios que hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que nadie le descubriera lo que es el hombre; porque él sabía lo que hay en el hombre.

1 de Marzo–II Domingo de Cuaresma /B

En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro  le dijo a Jesús:
–«Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Ellas.»
En realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió con su sombra, y de esta nube salió una voz que decía:
–«Éste es mi Hijo amado; escúchenlo.»
En ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:
–«No cuenten a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso de «resucitar de entre los muertos »

22 de Febrero–Domingo I de Cuaresma /B

Evangelio según san Marcos (Mc 1,12-15)

En aquel tiempo, el Espíritu impulsó a Jesús a retirarse al desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivió allí entre animales salvajes, y los ángeles le servían.

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio”.

15 de Febrero. Domingo VI del Tiempo Ordinario /B

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
– «Si quieres, puedes limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
– «Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
– «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera9 en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.

8 de Febrero–Domingo V del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 1,29-39)

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y en seguida le avisaron a Jesús. Él se le acercó, y tomándola de la mano , la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles. Al atardecer, cuando  el sol se ponía, le llevaron a todos los enfermos y poseídos del demonio y todo el pueblo se apiño junto a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios pero no dejó que los demonios hablaran, porque sabían quien era él.
De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar. Simón y sus compañeros lo fueron a buscar, y al encontrarlo, le dijeron:
– «Todo te andan buscando.»
Él les dijo:
– «Vámonos a los pueblos cercanos, para predicar también allá el Evangelio, pues para eso he venido.»
Y recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando a los demonios.

1 de Febrero–IV Domingo del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 1,21-28)

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, que se puso a gritar:
– «¿Qué quieres tú de nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo ordenó:
– «Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo sacudiendo al hombre con violencia y, dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban:
– «¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.»
Y muy pronto su fama se extendió en seguida por toda Galilea.

25 de Enero–Domingo III del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 1,14-20)

Después de que arrestaran a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía : “ Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio”.

Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: “ Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron sus redes y lo siguieron.

Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre, se fueron con Jesús.

18 de Enero–II Domingo del Tiempo Ordinario.

Evangelio según san Juan (Jn 1,35-42)

En aquel tiempo, estaba Juan  el Bautista con dos de sus discípulos y, fijando los ojos en Jesús que pasaba, dijo:
– «Éste es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos al oír estas palabras siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos y, viendo que lo seguían, les preguntó:
– «¿Qué buscan?»
Ellos le contestaron:
– «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo:
– «Vengan a ver.»
Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día; Eran como las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés fue a su su hermano Simón y le dijo:
– «Hemos encontrado al Mesías (que quiere decir “el Ungido”).»
Lo llevó a donde estaba Jesús y éste fijando en él la mirada, le dijo :
– «Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás” (que significa Pedro, es decir “roca”).»